11 falsos mitos sobre la leche

287

La llegada de la leche de soja, de almendras, de arroz o de la sin lactosa a las estanterías de las grandes superficies ha hecho que muchas personas se planteen los beneficios de la leche. Es un alimento muy completo, con alto contenido de proteínas que produce numerosos beneficios al organismo en las diferentes fases de nuestro cuerpo ya que contienen los aminoácidos esenciales para el organismo.

Según la Federación Panamericana de Lecheros (FEPALE), los lácteos son de los alimentos más completos para el ser humano con nutrientes exclusivos para el crecimiento y desarrollo del organismo, como calcio, zinc, magnesio, potasio, fósforo, vitamina D y vitaminas del complejo B. Su consumo también ayuda a hidratar y reponer los depósitos musculares de proteínas.

Aquí os dejamos algunos de los falsos mitos que circulan sobre este producto y sus correcciones:

1.-La leche entera tiene más calcio

Esto no tiene mucho fundamento, el calcio de la leche es el mismo ya sea entera, semidesnatada o desnatada. El proceso de quitar parte de la grasa de la leche guarda relación con la cantidad de calorías. Las leches enteras engordan el triple que una desnatada. Pero este proceso en el que se quita la nata a la leche no tiene nada que ver con la pérdida de vitaminas y proteínas que incorpora esta.

2.-La leche en polvo no es buena

Para aquellos que no estén muy familiarizados, la leche en polvo no es más que la deshidratación de la leche líquida, por lo que las propiedades y los nutrientes se mantienen intactos después de este proceso.

3.-‘A la leche nada le eches’

Un mito muy popular en el que se nos advierte de que no debemos digerir nada después de la leche, pues podemos hacer que esta se corte en el estómago. Esta advertencia se hace de manera especial a la fruta. Es fácil escuchar a nuestras madres o abuelas decir que no tomemos un zumo de frutas después de haber tomado un vaso de leche.

Pero esta advertencia no tiene ninguna justificación científica. De hecho, no existe ningún estudio que diga que no se deben mezclar estos alimentos.

4.-El hombre no está hecho para tomar leche

La evolución del hombre le ha permitido a tomar leche a lo largo del tiempo. Aunque en un principio la leche era sinónimo de veneno, ya que el hombre precisaba de la enzima lactasa necesaria para tolerar y digerir la lactosa, cuando comenzó la fabricación de productos lácteos, como el yogur, en el Medio Oriente hace unos 11.000 años, poco a poco el ser humano comenzó a producir esta enzima que se expandió por todo el mundo y comenzó a digerir este producto.

5.-La leche sin lactosa es mejor

Hay que recordar que la intolerancia a la lactosa es un trastorno del cuerpo que impide digerir la lactosa, por lo que no hay ninguna necesidad de tomar la leche sin lactosa si no sufrimos de intolerancia, ya que no hay estudios en los que nos podamos apoyar para decir que la leche sin lactosa sea mejor para la digestión que la leche con lactosa, tal y como se nos muestra en los anuncios de televisión. La gente se vuelve intolerante a la lactosa por razones genéticas o por trastornos digestivos. Según los estudios, se calcula que existe un riesgo de intolerancia de entre un 10-15% en España, de un 65-100% entre en África y Asia y de menos de un 5% en los países nórdicos.

6.-La leche sube el colesterol

Aunque sí es cierto que aumenta los niveles de colesterol totales, su consumo tiene un efecto muy pequeño sobre el aumento del colesterol malo. De hecho, estudios han demostrado que el riesgo de contraer una enfermedad cardiovascular es menor en individuos que consumen leche respecto a los que no lo hacen. Y es que las partículas producidas por las grasas de la leche son más saludables debido a su efecto hipotensor.

7.-Tomar mucha leche es malo para la salud

En España, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria recomienda el consumo de 2 a 4 raciones diarias de leche y derivados, dependiendo de la edad y estado fisiológico. Muchas veces se ha vinculado el consumo de leche con el cáncer de ovarios y de próstata. De hecho, un estudio de la Universidad de Harvard concluyó que las hormonas de la leche, en concreto los estrógenos, pueden influir en la aparición de este tipo de cáncer. Más tarde, otro estudio de Nutrition Review que mostraba la relación entre el consumo de leche y el cáncer, mostraron que no había una relación muy fuerte entre el consumo y la enfermedad. De todas maneras, los científicos recomiendan consumir productos lácteos bajos en grasa y consumir las cantidades recomendadas por los nutricionistas.

8.-La leche de soja es un buen sustituto a la leche de vaca

Las bebidas con soja no tienen las mismas propiedades que las de vaca. Los lácteos tienen muchas más vitaminas y calcio. De hecho, UNICEF elaboró un informe en el que pidió que se quitase el nombre de leche en las bebidas de soja, pues tiende a confundir a los consumidores. La soja debe tenerse como un complemento de la leche. De hecho, las bebidas de soja son recomendables para las mujeres premenopáusicas y/o menopáusicas, ya que su contenido en isoflavonas resulta beneficioso para los cambios de esa etapa.

9.-La leche engorda

La grasa de la leche no es la responsable de la obesidad. Como todo, los lácteos en exceso engordan. Puede que durante el día tomemos mucha cantidad de productos lácteos, como leche, yogur, queso, etc. Lo recomendable es tomar entre 2 y 4 lácteos al día, mejor que optar por no consumir leche.

10.-Hay que hervir la leche antes de consumirla

Aunque esto es muy antiguo, lo añadimos por si alguien todavía cree en este mito. Actualmente, si compras la leche en un supermercado, estará tratada y pasteurizada por las empresas lecheras. El mito de hervir la leche es antiguo, cuando todavía se vendía leche fresca o cruda y había que pasteurizarla en casa. Actualmente, esto no es necesario.

11.-El consumo de leche produce mucosidad y asma

Esto fue una leyenda que se propagó rápidamente, pero un estudio realizado por nutricionistas americanos y publicado en la revista Journal of the American College of Nutrition confirmó que «las recomendaciones de abstenerse de tomar productos lácteos de acuerdo con la creencia de que inducen los síntomas del asma no tienen sustento en la literatura científica».