Kiosco El Socorro, como comer en casa

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El nombre evoca inmediatamente una fiesta, la Bajada que cada 7 de septiembre reúne a miles de personas en este caserío intrínsecamente relacionado con uno de los primeros momentos históricos de nuestra cultura: el encuentro entre los aborígenes y la Virgen. Dicen que ocurrió en la playa de este barrio de Güímar y este lugar rezuma esa historia. Una de esas referencias es la ermita que lleva el nombre del lugar. Y enfrente, justo al otro lado de la calle, se come casi como en casa.

Su nombre no es nada original, Kiosco El Socorro, y su cocina tampoco lo es porque su especialidad es la comida canaria basada en el mar (sobre todo) pero con un toque (ligero, el cocinero no engaña) singular que supone un invento agradable para el comensal. Y se agradece porque es como refrescar los platos de la abuela o de la suegra.

Una terraza fresca, abierta o cerrada (en función del clima) pero acogedora y sin pretensiones; un comedor ligeramente oscuro, más pegado a la cocina y próximo a las tripas del establecimiento, siempre mirando al exterior. Es como estar en la esencia culinaria de las Islas: productos marinos, cocina casera (hasta los postres), atendimiento cercano (sin molestar, pero atento)… Almorzar y/o cenar, todo momento es adecuado para este lugar.

Un escaldón para empezar, a pesar de que el día pintaba soleado. Pero el lugar llama a probarlo porque aquí todo parece de casa. Simple y con queso. Abundante y con el caldo como base casi hasta la última cucharada. Aconsejamos un toque de mojo (hay que pedirlo) porque, además, aquí están geniales.

Un revuelto de aguacate y queso es algo tan simple y tan fresco que un bocado servirá para despejar el paladar y dejarlo dispuesto para saborear y degustar un plato que sorprende. Bien aliñado, sal en su punto (y eso con aguacate es para premio), un queso fresco que solo marca y no entorpece el resto de sabores… El nombre dice lo que es el plato. Repetiremos.

Abadejo a la plancha. Era el pescado del día, porque en el Kiosco El Socorro la carta no contiene referencias a la pescadería. La garantía es que solo puede ofrecer lo que obtiene en cada jornada. Luego está la cocina. Ahí se la juega y aquí lo pasan con sobresaliente: la carne se pega al tenedor sin esfuerzo, en boca es suavísima. Apunte este lugar cuando piense en comerse el mar.

Pasar por el Kiosco El Socorro es vivir la experiencia de consumir la buena cocina canaria sin postín, sin florituras y sin tener que sentirte obligado a pagar un pastón solo por la presentación, el lugar y la decoración. Esta comida es la de siempre. Punto.

Salvo el postre: tarta de calabaza, arroz con leche, tiramisú, mousse de yogur y limón, mousse de gofio… El nuestro lo llaman galletón. Y no se veía la galleta por ningún lado. Pero el sabor, el sabor… Pruébelo. ¡Buffff!

Si todavía no está convencido le aseguramos que la carta es la de casi cualquier otro sitio común: sopa de pescado, ensaladilla, croquetas (caseras, claro), churros de pescado, calamares, camarones, lapas, ensaladas (ocho variedades) y carenes solo dos: solomillo y secreto ibérico. También hay otros platos por encargo: arroz caldoso, paella, cazuela, puchero, marmitako de atún y fideuá.

Este es un restaurante para tenerlo en la agenda, de esos que sirven para un momento intrascendente como para los instantes en los que la comida sirve para abrir negocios. Comer en el Kiosco El Socorro es como comer en casa.

La ficha

Kiosco El Socorro