¡Qué no te caiga mal lo que comas este verano!

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Tortilla de papas./ M. Expósito
Tortilla de papas./ M. Expósito

Las vacaciones y el buen tiempo hacen que todo el mundo quiera compartir comidas al aire libre, escapadas al campo para hacer picnics, fiambreras a la orilla del mar… De modo que es fundamental tener en cuenta ciertas medidas higiénicodietéticas para evitar contraer toxiinfecciones alimentarias y garantizar la salud del organismo, ya que, justamente el calor y los climas cálidos son los medios idóneos para la proliferación de microorganismos como las bacterias.

El verano es un período ideal para disfrutar del sol y las agradables temperaturas, pero también constituye el ambiente perfecto para la colonización de microorganismos bacterianos. Las bacterias crecen más rápidamente durante los meses de verano y en lugares más cálidos, ya que necesitan calor y humedad para reproducirse.

Para evitar posibles infecciones es importante mantener unos buenos hábitos en el proceso de manipulación de alimentos, tanto antes como después de cocinarlos. La higiene es un elemento esencial en la correcta conservación de alimentos y, por ello, el Instituto Silestone propone las pautas básicas para evitar la formación de focos de infección en el hogar:

Examinar el aspecto externo del producto fijándonos que en la etiqueta contenga información referente a los ingredientes, condiciones de conservación y fecha de caducidad.

No romper la cadena del frío, ya que a temperatura ambiente las bacterias se multiplican.

Separar los productos crudos de los cocinados para evitar la posible transmisión de microorganismos mediante la contaminación cruzada. No mezclar los utensilios y recipientes para alimentos crudos y cocinados.

Utilizar agua potable y lavarse las manos siempre antes de manipular los alimentos.

Limpiar los utensilios y superficies cada vez que se manipule un alimento diferente, recordando que las manos del manipulador son un utensilio más.

Cocinar la tortilla cuajando bien el huevo y consumir preferentemente de inmediato y, en caso contrario, refrigerar.

Consumir las salsas que contengan huevo crudo de manera inmediata y prepararlas extremando las precauciones de higiene.

Conservar en frío los alimentos fríos y bien calientes los de consumo en caliente, evitando siempre las temperaturas templadas.

Cocinar los alimentos mediante tratamientos prolongados a altas temperaturas (fritura, horno, guiso, etc.), puesto que son los métodos de higienización más eficaces.

En el caso de alimentos de consumo crudo como las ensaladas, utilizar otros sistemas de higienización, como unas gotas de desinfectante de uso alimentario en un recipiente con agua y un posterior aclarado.

Recordar que existen productos de limpieza, encimeras, neveras e incluso interruptores que tienen propiedades bacteriostáticas que facilitan las correctas condiciones de higiene en la cocina al evitar la proliferación de microbios.

Cómo conservar los alimentos en fiambreras

Si se trata de una salida al campo o la playa con comida deberemos extremar las precauciones de higiene y manipulación.

Una de las claves a la hora de planificar las comidas de la excursión será la elección de los alimentos. Evidentemente hay unos alimentos de elevado riesgo sanitario que deberemos evitar.

Básicamente prescindiremos de todos los elaborados con huevos frescos como mahonesas por lo que se recomienda utilizar, en el caso de ser necesario, elaboraciones comerciales preferiblemente en mono dosis.

En el caso de las tortillas, cuajar bien el huevo asegurando temperaturas de seguridad, mantenerla bien caliente hasta el consumo y si esto no es posible, enfriar y mantener fría. Las tortillas preparadas comerciales utilizan huevo pasteurizado y son más seguras.

Para mantener el frío de los alimentos, utilizar envases isotermos de cierre hermético o bien envases de plástico tipo tarteras introducidos en una bolsa isoterma con cremallera con un acumulador de frío. Otra opción son las clásicas fiambreras con platos, las más modernas son isotermas, en las que podremos introducir los alimentos calientes como carne, salchichas o tortilla.

Resumiendo, intentar mantener los alimentos calientes bien calientes y los fríos, bien fríos, evitando a toda costa las temperaturas templadas. Hay que tener en cuenta que es más fácil mantener los alimentos fríos que calientes porque éstos entran normalmente antes en temperaturas templadas de riesgo.