Panzaburro gastrotasca: una cocina moderna diferenciada

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“De la nube a nuestra huerta y de nuestra huerta a la mesa”. Puede ser un resumen acertado parta aludir a la calidad del producto con que elaboran su carta en este establecimiento que está llamado a consolidar una posición de calidad en la restauración de Santa Cruz de Tenerife. Por su cocina, lo están logrando; por la relación calidad/precio, la cuestión tiene matices. No es para asiduos.

En Panzaburro lo que está garantizado es una atención excelente y una comida a buen nivel. Estamos ante platos singulares por su preparación. Estaríamos ante una cocina que demuestra conocimientos y saber hacer, con apuntes creativos en los que cualquier elemento de la huerta y el mar suman placer al paladar.

Al grano. Tabla de jamón ibérico y quesos. Con tumaca de remolacha (el comensal la utiliza al gusto), higos pasados y brotes de la huerta ecológica, para abrir boca es ideal por variedad en los quesos y por un jamón curado y al corte ideal (finísimo), que no produce amargor y el dulzor está al nivel.

Croquetas de jamón con alioli de pimientos asados ahumados. El condimento es la clave aquí. Suave, cremoso y la aportación de la planta no solo es el color. El punto dulzón acompaña perfectamente a unas croquetas en la que la bechamel es casi imperceptible, en las que anda el jamón por sabor y por cantidad. El equilibrio de sabores está muy bien logrado. Para repetir.

Chopitos y boquerones con alioli de tinta de calamar y ensaladilla. El rebozado no tapa al producto principal, que pasó por el sartén el tiempo preciso y al que no le hizo falta el aporte del limón para realzar ni tampoco el alioli utilizado, cuya singularidad es que era negro, simplemente, porque la tinta del molusco solo aporta color. Los chopitos (pocos), en la misma línea. No defrauda porque es lo que se espera cuando se pide este plato.

Medallones de solomillo de buey. Sazonado con sal ahumada y aceite de romero, acompañado de chayota, papas arrugadas de la casa, pimientos, algas y mojo. El punto de la carne, el solicitado. Era el plato principal. La carne, sabrosa; el acompañamiento, bastante flojo. La chayota no tenía el dulzor que le caracteriza, por lo que su aportación al conjunto fue nula; el mojo, como el que se compra en el supermercado… Esta vez, el plato no tuvo el nivel.

La presentación de los platos es un aspecto muy cuidado en Panzaburro, donde se juega con el lenguaje en una carta no extensa pero sí surtida: gazpacho from Anaga, nubarrones de pollo, papas bravas canarias, huevos burro, tomates aromatizados, ensalada nipona, ensalada Don Carmelo DO Anaga, el bacalao de los domingos, pulpo una hora menos, hamburguesa panza burro, bichillo de la abuela, pollo thai, secreto canario y el plato vegetariano del día, entre otras propuestas.

Panzaburro gastrotasca enfila su tercer año de existencia con el reto de consolidarse en la ruta gastronómica de la ciudad. El lugar lo tiene ganado por méritos propios de un establecimiento en terraza que tiene la gran virtud de mantener y sostener sabores tradicionales apostando y aportando una cocina moderna diferenciada.

La ficha

Panzaburro gastrotasca