Restaurante Algarrobo o lo que buscamos todos, sencillamente

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Cochos con papas algarrobadas, Restaurante Algarrobo. Manuel Expósito. entre7calderos.
Cochos con papas algarrobadas, Restaurante Algarrobo. Manuel Expósito. entre7calderos.

Tradición, innovación, frescura, mimo y cariño son términos que definen a la perfección el trabajo de Cristóbal Pérez, en la cocina, y de Toño Pérez en el resto del Restaurante Algarrobo. Ese era su objetivo y lo han logrado hace mucho tiempo. Lo difícil era mantenerlo y ellos lo consiguen. Hace más de 40 años que Manuel Pérez García (el padre) “inventó” este establecimiento de comida en el que encontramos algo muy inusual en este segmento en la Isla: la especialización. Su carta la componen 99 platos, pero hay uno que sobresale: Chocos con papas algarrobadas. Es una creación del progenitor a la que el tiempo ha consolidado. Es el “plato definitorio del negocio. Es el plato de la casa”.

El tubérculo al fuego, con azafrán; se pocha, se escurre y se le da un baño en aceite bien caliente. El resultado es una papa (generalmente de la variedad chinegua o king Edward) con una costra perfecta salpicada de perejil. La sepia está en ese punto de plancha que denotan manos hábiles en la cocina, porque el choco se corta “como mantequilla” y al morder basta la presión para saborear lo que se espera. Ni aderezos ni otros inventos. Si quiere, el mojo está en la mesa, junto a un alio-oli dulzón. Y no le hace falta más.

Arroz caldoso de bogavante. Si chocos con papas algarrobadas es el icono del Restaurante Algarrobo, el comensal se sorprenderá mucho más con este plato. El fumé, espectacular, combinando (en el justo término de la palabra) sabores y realzando el producto principal. La combinación de arroces que emplean permite al paladar un recorrido sápido según transcurren los minutos, los que emplea el cereal para terminar de absorber el caldo. Recomendable, por tanto, hacer pausas durante la comida. Este es un plato que engancha. Simplemente, nos obliga a repetir visita.

De postre, un suflé de limón con natilla, acompañado de salsa de caramelo y millo frito coronándolo. Es de otro mundo. Suave, refrescante y dulce, sin empalagar. Un cierre de comanda espectacular, sencillamente. O el parfait de higo con chocolate líquido. La fruta predomina porque tiene que hacerlo, pero el frío propio de esta preparación solo resalta el conjunto que forma la base de esta elaboración. Ambos postres forman la combinación apropiada. Apunte.

Naturalmente, en la mesa había vino. Olvídese de cualquier otro, porque el de la casa, a granel, es un listán blanco seco de la zona. El maridaje con esta comanda no se puede poner en duda.

El Restaurante Algarrobo es una de esas casas de comida de siempre, en un entorno propio del Norte de Tenerife, en un inmueble que facilita la intimidad sin estar en un reservado. Es un espacio en el que el agasajo te hace sentir familia. De trato excelente y comida exquisita. ¡Lo que buscamos todos! Y no se preocupe, entre sus 99 platos hay 20 entrantes o de picoteo, cinco ensaladas, tres platos de cuchara, cinco quesos e ibéricos, seis de mariscos, siete arroces, cinco propuestas de pasta fresca, 20 de carnes y 19 de pescados (los dos últimos, con tres especiales para niños). El Restaurante Algarrobo responde a la filosofía de los Pérez: “El éxito es echar horas”.

La ficha

Restaurante Algarrobo