Una de barbacoa

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Chuletón a la brasa, Manuel Expósito
Chuletón a la brasa, Manuel Expósito

Mis compis de barbacoas y cervezas saben que lo importante es el fuego, el género y una buena nevera para que la cerveza siempre esté muy fría. No se si tienen devoción por este tipo de actividades que no suelen ponerse en el «currículum vitae», pero en estas tierras es algo muy habitual donde todos nos volvemos cocineros por un día, poniendo unas papas al rescoldo, unos entrecot a la brasa o un churrasco tirado a esa llama, seguro llevan esos botes bien tapados con distintos mojos, los pollos ya en ese adobo tan típico. A otros les da por poner tres montañitas de carbón en un hoyo, colocar un cochino crucificado y taparlo por unas horas, a mí me pierde esto, sobre todo no veo la hora de probar la «galleta» que decía mi amigo Isidoro, otros, no tan atrevidos, ponen su paella sobre las brasas y se arrancan con ese plato tan típico español, los más marineros seguro lanzan unas lapas o asan un pulpo, que más da, en ese momento en el que pinzas en mano, sólo existe la brasa, el género y ¡cómo no la cerveza bien fría!, muchos observando desde la distancia esperando esa carne entre en contacto con la bandeja que la trasladará a la mesa, sólo piensan en ¡alabado sea el señor!


Se preguntarán a qué viene este desvarío mental, por lo tanto sin más demora se los cuento. A que esto es un tipo de cocina universal, que empezó desde que se descubrió el fuego y que no hay época en la historia ni país en el planeta que no practique el arte de la barbacoa. En muchos lugares se convierte en rito y muchas veces parece una reunión familiar cual navidad.      

Igual podemos nombrar este tipo de cocina como idioma universal, en la cual se aventura todo hijo de cristiano independientemente de su profesión, al fin y al cabo puede que todo el mundo saque su alma de cocinero en estos eventos. 


¡Echa otra tirada de carne!, hay quien va copa de vino en mano, firme, vigilando la brasa y que no se baje por dios que la liamos, luego no olviden de llevar el dominó y la baraja, que toca tarde de juegos. 


Señores, señoras, niños y niñas, bienvenidos a un día de barbacoas.