El agua mineral natural procede de manantiales subterráneos que están protegidos de cualquier tipo de contaminación.
Al ser sanas desde su origen, las aguas minerales naturales no necesitan tener ningún tratamiento desinfectante ni filtrado doméstico para su consumo, envasándose tal cual están en la Naturaleza. Por eso, cuando se bebe un agua mineral natural se está bebiendo un agua en su estado natural.
Dos litros de agua mineral natural al día aportan minerales esenciales y oligoelementos ayudando al organismo a satisfacer las necesidades diarias de forma saludable.
La composición en minerales y oligoelementos del agua mineral natural es constante en el tiempo, por lo que siempre que se elija un tipo concreto de agua mineral natural, se está bebiendo lo mismo sin variaciones en su composición y sabor.
El agua mineral natural va a ayudar también al organismo a transportar nutrientes, eliminar desechos y favorecer la digestión.
Además, el agua mineral natural es una bebida sin calorías, por eso es ideal para mantener hábitos de vida saludables y, gracias a los diferentes formatos en los que se presenta, beber agua mineral es una forma sencilla de hidratarnos en cualquier momento y lugar.
¿Qué requisitos debe cumplir un agua para ser declarada agua mineral natural?
El Agua Mineral Natural es un producto alimentario, que se envasa a pie de manantial y está regulado por una legislación específica y muy estricta, totalmente distinta a la de las aguas del grifo. Tanto es así que muy pocas aguas pueden acceder al calificativo de “Agua Mineral Natural”. Esta denominación es concedida por la Administración a algunas aguas que cumplen unos determinados requisitos y una vez que han superado un largo expediente administrativo y numerosos controles.
Tienen un origen subterráneo que las protege de forma natural de cualquier riesgo de contaminación. Se envasan a pie de manantial con unas condiciones de extrema asepsia para proteger su pureza original y mantener inalterables sus propiedades saludables y su composición en minerales, que permanece constante en el tiempo. Así, y gracias a su etiqueta, el consumidor sabe exactamente las características de cada agua mineral, pudiendo elegir la que mejor se adapta a sus preferencias y necesidades específicas.
El agua del Grifo
Proviene de aguas superficiales y de orígenes diversos (embalses, ríos, desalinizadoras…) y, por lo tanto, necesita ser tratada químicamente (como, por ejemplo, con la adición de cloro) para desinfectarla, protegerla de potenciales contaminaciones, y que pueda ser apta para consumo humano. Además, hace un largo recorrido a través de los sistemas de conducción y tuberías de la red pública hasta llegar al consumidor y su composición es cambiante.
Seguridad alimentaria e información al consumidor
Las botellas de agua filtrada no disponen de cierre hermético y generalmente no ofrecen información mediante la etiqueta sobre su procedencia (el grifo). Al haber sido rellenadas en el propio establecimiento, tampoco se someten a los estrictos y exigentes requisitos de higiene y extrema asepsia que se aplican a las aguas minerales.