Noviembre es el mes de las estrellas Michelin. Alguno está nervioso, porque puede que sí o puede que no. Kazán, MB Abama, Abama Kabuki y el Rincón de Juan Carlos -lo de NUB seguimos sin tenerlo claro- pueden subir, quedarse o perder y, en todo caso, Tenerife ganará o perderá.
Parece más difícil que nunca que el Restaurante Las Aguas, del Hotel Bahía del Duque, lo consiga esta vez. La marcha de quien lo lideraba hasta hace unos días, Braulio Simancas (lo intentó varios años, pero no lo consiguió), parece complicarlo mucho, al menos para esta futura edición del año 2019.
Mantener lo que tenemos parece más que suficiente. Este 2018 aporta muy poco a lo ya conocido de nuestros estrellados, algo de proyección nacional sí hubo, pero más allá del territorio nacional la cosa se diluye. Los fogones siguen con sus propuestas conocidas y poco más. En todo caso, apuntar a Haydée, en la bajada al Puerto de la Cruz, o Casa Fito, en Chimiche.
Siempre hemos dicho que Canarias queda lejos para los de las ruedas. Ellos pueden ir a Singapur, Melbourne o al mismísimo Hong Kong, pero Canarias parece estar en otro planeta. Nadie entiende que después de ver el firmamento Michelin en los más variopintos rincones de este planeta y en los locales más dispares -como en un puesto callejero-, Gran Canaria o Lanzarote ni siquiera tienen un asteroide o cometa vulcanizado.
Llama poderosamente la atención que, con el gran ruido mediático que hubo en los días previos a la celebración de la gala el año pasado en Tenerife, este parece que ni se fueran a celebrar. Por estos lares nadie resuella. Este año toca en Lisboa, el miércoles, 21, y esperamos no solo que nuestras estrellas se confirmen (incluido NUB), sino que nos sorprendan con alguna más en los ya estrellados chicharreros e, incluso, que aparezcan nuevos restaurantes estrellas no solo en Tenerife, sino en otras islas canarias.