Algunos de los que trabajamos en medios de comunicación y nos dedicamos a esto de darle a la “sinhueso” en las cosas del comer coincidimos cierto día en la propuesta de un chef local para acudir a sus enésimas jornadas gastronómicas. El asunto consistió en comer y, a la vez, comentar las viandas y caldos para, posteriormente, difundirlo en los medios de comunicación, siempre, por lo general, opinando lo maravillosas que resultaron.
En una ocasión similar, hubo de cierto medio de comunicación quien planteó qué fin se persigue al invitar a la prensa a unas jornadas gastronómicas; nos cuestionamos si el chef está dispuesto a recibir una crítica seria y verdadera o si un crítico gastronómico que se sienta en una mesa invitado realmente hará crítica. Yendo algo más allá, se habló de si el comensal que pague por asistir a esa jornada encontrará lo mismo. Otra interrogante no despejada fue si tales jornadas son, llanamente, una forma de hacerse publicidad gratis por parte del chef. Tras todo ello, el gran interrogante: ¿la prensa ejerce como crítica o de relaciones públicas?
Si es cuestión de criticar, el cocinero que se enfrenta a recibir alguna que otra mala noticia se lleva un disgusto, más el inconveniente de que se publique dicha opinión en el medio del crítico, que, generalmente, suele ser lo bastante influyente como para poner en jaque la inversión. Las cosas así, es casi un milagro que esto suceda.
La invitación -casi siempre con una propuesta de productos y bebidas de la mejor calidad-, ¿condiciona por sí misma la opinión del crítico haciendo que destaque solo las bondades de la propuesta culinaria ejerciendo de perfecto relaciones públicas de las jornadas? Si la respuesta es afirmativa, flaco favor estaremos haciendo a nuestros lectores, oyentes…
¿Y la empresa, ésa que nos paga el sueldo? ¿Publicitará el chef sus jornadas en los medios de comunicación invitados, con los correspondientes pagos en publicidad a los medios? Que eso suceda es otro gran milagro. No es lo común, pese a ser lo coherente.
Difícilmente oiremos opiniones unánimes entre los comensales que, guiados (probablemente) por nuestras “certeras” opiniones, asisten a unas jornadas. Entonces, ¿en qué lugar quedas como crítico gastronómico cuando el comensal se levanta de la mesa después de haber abonado la factura?
Por todo ello, desde esta plataforma digital, entre7calderos.com, invitamos a nuestros seguidores a que ejerzan su derecho a la crítica utilizando los espacios de los “comentarios” disponibles en todas y cada una de nuestras publicaciones. Eso sí, no aceptaremos aquellos que utilicen el insulto o cualquier otra forma de falta al respeto y las libertades de toda persona o entidad que se pretenda criticar, por muy sutiles que se pretenda ser.