Un día en el Chipi Chipi, un restaurante emblema de La Palma

495
Parrillada./ Cedida
Parrillada./ Cedida

Hay días que nos despertamos nostálgicos y hoy nuestros recuerdos decidieron ir a La Palma. Caprichos del subconsciente. Acudir al santuario de Las Nieves es obligado y de ahí, seguir el viaje rumbo al mirador de la Concepción. Al paso por el barrio de Velhoco, la nostalgia aumenta. ¡Un olor con recuerdo a infancia nos detuvo! De niños acudíamos a esta casa a comer, cuando aún era de madera y todos los visitantes firmaban. ¿Se imaginan semejante mural? Muchos terminaban con un “yo estuve aquí. 1980”.

Aún recordamos que siendo casi adolescentes se produjo el cambio radical diseñado por Luis Morera: la preciosa entrada, el comedor principal, los reservados, los colores… pero, sobre todo, los olores y los sabores. Si no han descubierto aún donde nos encontramos es que no han visitado La Palma.

Hoy nos entregamos al pecado, sucumbimos ante el placer inmenso de la parrilla en el restaurante emblema de la Isla, ubicado en la capital palmera, en el barrio anteriormente citado (Velhoco) y bautizado como El Chipi Chipi.

Recuerden que veníamos del templo de la patrona palmera, por lo que teníamos frescas aquellas palabras bíblicas que tan bien defienden en esta casa: «dad de comer al hambriento y de beber al sediento».

Más de medio siglo abierto, desde potajes a pollos, pasando por «garbanzas» y terminando en carnes han pasado por sus brasas. Es un restaurante generacional y familiar. Partiendo de esa base y de que es cocina del terruño, no sorprenderá que sean raciones abundantes, ni encontrar platos característicos, como la sopa de picadillo (clásica palmera) o todo tipo de carnes con el típico grillado de la parrilla, queso asado, chicharrones y mojos, amén de buen vino de la tierra. Muchísimos recuerdos que terminan con un ¡se sigue comiendo como hace años!

Buen servicio, grato, amable, simpático.

No olviden pillar número, porque el lleno es increíble; como en el médico, con la diferencia de que en el Chipi Chipi merece la pena esperar.

Seguro que dejamos mil cosas en el tintero, pero no importa. Como dijimos al principio, es parada obligada, llega a ser tradición (como la navidad o el día de reyes) volver año tras año. Por lo tanto, tendremos que volver.

¡Qué recuerdos, qué nostalgia! Una alegría para el cuerpo. Que la diosa de los fogones los acompañe.

La ficha

Restaurante Chipi Chipi