En casa mejor que en La Charca

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Cherne salado con papas arrugadas y batata./ M. Expósito
Cherne salado con papas arrugadas y batata./ M. Expósito

“¡Bienvenido! Somos Restaurante La Charca, un reconocido y experimentado restaurante de comida canaria. Gracias a nuestra tradición familiar hemos podido preparar suculentos platos elaborados a base de productos frescos y del mercado típico de la zona. Visítenos en María Jiménez”. Es la presentación que de sí mismos hacen en su página web. Francamente: un atrevimiento.

Partiendo de la base de que el comensal buscaba solo un lugar donde comer lo de siempre y preparado como siempre, sin más pretensión que un producto bueno cocinado para saborearlo -o sea, lo que se hace en cualquier casa en todo momento-, después de un almuerzo en el restaurante La Charca, de María Jiménez, las ganas de retornar son pocas o nulas.

Primero, lo mejor: el servicio. Amable, rápido, eficaz, sencillo, sin confianzas… Vamos, lo que se espera en cualquier restaurante o casa de comida. Otra cosa buena: los postres. Sabroso el que degustamos y con una gran pinta el resto de los ofertados en carta. ¿Algo más? Pues, sí: tiene aparcamiento. Pero vamos a la comida.

De entrante, unos chopitos. Un plato bien surtido, pero frío, con algunas partes sobrefritas y otras con menos fuego del necesario. Gusta saborearlo sin adulterar, sin aderezo de limón o de cualquier otro aliño que se quiera. Error en este caso, si bien el producto parecía tener calidad.

No así el bistec de cerdo con pimiento y cebolla: duro, frío, correoso al masticar… Nada recomendable este plato porque reúne todo lo que no debe ser una propuesta culinaria en un establecimiento al público: un mal producto muy mal preparado en la cocina. Una cosa se salva de este plato: las papas fritas. En su punto, hasta de sal. Perfectas.

El pescado, cherne salado, con falta de alguna hora previa de más en agua fría, estuvo aceptable ya que el acompañamiento de las papas arrugadas ayudó -no así la batata con falta de cocción-. Un buen aceite y vinagre junto con la pimienta de “la puta madre” y el vino blanco y seco de Güímar hicieron del plato recordar mejores experiencias.

Y llegamos al postre: lo mejor. Ofrecen varias tartas y algún mouse. Cualquier elección seguro que es un acierto si están al nivel de la tarta de café. Un manjar. Exquisita. Este restaurante es uno de esos lugares en los que apetece comenzar por el postre y, de saberlo previamente, comer solo postre.

Que conste que el Restaurante La Charca, de María Jiménez, es un establecimiento de prestigio notable y que los comentarios que recibe en las redes sociales son muy positivos en su inmensa mayoría. Habrá que intentarlo de nuevo porque todo parece indicar que esta experiencia fue producto de un mal momento, pero la duda está.

La Ficha

Restaurante La Charca