Comer bien está al alcance de muchos, afortunadamente, pero hacerlo asequible a casi todo el mundo solo ocurre en establecimientos de los que llamamos casas de comida. La Florida es uno de esos lugares en los que el comensal almuerza un buen producto por un buen precio. Lejos de esos espacios de postín, a los que tanto incitan los programas televisivos y los plumillas que dicen entender de esto (a saber cuando frieron el último huevo), estamos en un restaurante para disfrutar comiendo.
La carta es de las de toda la vida: bistec (cerdo y ternera), chuleta de cerdo, chuletón de ternera, costillas a la brasa y barbacoa, pollo asado, pollo troceado a la Florida, pechuga empanada, solomillo de cerdo, parrillada, bacalao encebollado, filete de cherne, calamar a la andaluza y pescado del día, más quesillo, mus de chocolate, tarta de tres chocolates, polvito uruguayo y cheese cake. Después, lo de fuera de carta.
Y ahí empezamos. Con unas garbanzas exquisitas. Media ración muy generosa, calentitas, con perejil picado (?) esparcido que ni se nota si lo mezcla bien, condimentadas casi a la perfección y con un caldo preparado para lo que debe ser: untar todo el pan que se pille por la mesa. ¡Un manjar! Es de esos platos que aquí, en La Florida, retrotraen al comensal a la casa de la abuela, aquellos domingos de familia mientras cae la lluvia sobre el parral. Esto hay que probarlo.
Y más fuera de carta: potas en salsa. Hay muchos sitios en los que esta receta tiene éxito porque en la cocina saben lo que hacen. En este restaurante estamos ante un plato que sorprende porque aglutina todo lo bueno que debe tener: una salsa ni fluida ni espesa, con el sabor propio de este cefalópodo y un punto de fuego estupendo, ese en el que morder es un ejercicio casi imperceptible. Eso, con unas papas arrugadas bien impregnadas de la sal propia de ese tipo de cocción y más pan para la salsa basta para seguir ganando gramos.
Y falta por probar el pollo troceado a la Florida, servido con papas fritas. Rebozado, es otro estilo de preparar esta carne tan común y tan deliciosa. Particularmente, prefiero el pollo asado de toda la vida, pero el huevo y el pan rayado ayudan a mantener jugoso cada trozo de este plato. Aportar una salsa (alioli, por ejemplo) ayuda a mejorar el resultado. Sin ser de lo mejor de la comanda, es una propuesta culinaria interesante por lo que puede llegar a ser.
El restaurante La Florida es uno de tantos que encontramos en muchos rincones de la Isla. Aquí la ventaja es que su producto es bueno, que el servicio en sala es exquisito, rápido, eficiente, amable y profesional; que la carta está muy bien dimensionada y aporta lo que todos buscamos cuando salimos a comer; que la relación calidad/precio merece la pena y que para no comer en casa es muy recomendable.
Pues eso, en La Florida le espera una buena comida casera.
La ficha:
- Camino Real, 134 – Agua Garcia
- Tacoronte
- Santa Cruz de Tenerife
- Tel.: 922 572 321