«En el reino de los ciegos, el tuerto es el rey», dicho popular que repetía, en alguna que otra ocasión, un nombrado colega aleccionándonos sobre el periodismo gastronómico.
Las nuevas tecnologías digitales y el periodismo
En esta época, en la que nos ha tocado vivir las llamadas nuevas tecnologías, esas que lo han invadido todo y que marcan irremediablemente nuestro devenir diario, son muchos los informadores que tienen las manos atadas por las empresas editoriales para las que trabajan, empresas que siguen luchando porque la forma de contar las cosas y seguir haciendo negocio siga siendo la misma de siempre: papel, radio y televisión. También están los que piensan que la información les pertenece -incluso intentan secuestrarla, que no fluya- y muchos son fieles defensores de un falso corporativismo creyendo que pertenecer a no sé qué academia, plan o «grupete» de aventuras culinarias les hace ser una clase superior.
La globalización digital
Estas nuevas tecnologías andan dándole algo más que la murga a más de uno. La información mana y fluye trasversalmente, ya no hay privilegios informativos, la información está globalizada. Algunos se empeñan en ejercer el periodismo gastronómico como relaciones públicas o, lo que es peor aún, actúan de voceros por un convite gratis, por una botella de vino o por no sé qué reconocimiento o fama dentro del ya mencionado «grupete». Nosotros lo tenemos claro: hacer crítica -que es lo que a nosotros nos interesa- es incompatible con tener un estómago agradecido. Intentamos no caer en las garras de la tentación. Lo intentamos, al menos.Créannos cuando afirmamos que el consumidor tiene derecho a estar informado, tanto crítica como comercialmente. Entonces, ¿por qué los medios de comunicación no cumplen con su deber de informar y criticar en vez de ser meros agentes de ventas? ¿Hasta cuándo para leer, oír o ver una crítica en prensa, radio y televisión por estas islas? ¿Y de la relación calidad precio, se acuerda alguien de lo que eso significa? Claro, para saber de esto último hay que aflojar primero los cuartos.
Datos caídos del cielo
También hay quien hace un uso malévolo de las nuevas tecnologías. Malévolo porque profesionales, empresas e instituciones las utilizan para manipular y contar falsas verdades o verdades a medias; o sea, las que interesan según el momento. Por medio de ellas se ofrecen informaciones incontrastables de hechos o acontecimientos celebrados. Aparecen datos como caídos del cielo no avalados por ninguna empresa independiente ni auditora. Datos que provienen de “fuentes” que al no ser citadas no pueden ser contrastadas. Hablamos de datos o informaciones difundidos por empresas, instituciones, medios o entidades que, en sí mismas, creen ser suficiente aval ante la opinión pública y considerar que, por ello, serán aceptados como válidos. Por cierto, algunos últimamente han demostrado que “no tienen abuela”.
Las relaciones públicas y los periodistas
La prensa digital parece no ser aún lo suficientemente influyente ante los consejos de administración de empresas o instituciones. Si eres de un medio escrito, radio o televisión -lo que algunos autodefinen por aquí como “la prensa oficial”- tienes a tu servicio un sinfín de actos enogastronómicos en los que, con la apariencia de que son de interés informativo, periodistas y jefes acudirán -como buenos relaciones públicas que son- en busca de propaganda con la intención de engordar la cuenta de resultados del medio. Eso sí, no renuncian a los posados de “photocall”. El medio digital o blogger no huele ni la invitación.
Puede que sea una suerte -en vez de una teórica desventaja- no formar parte de esa “prensa oficial” ante el hecho incuestionable de que el anfitrión lo que persigue es la publicidad gratuita del evento y/o producto. Unas viandas bien servidas o unos presentes y la promesa de una futura acción publicitaria suelen bastar para que aparezcan en periódicos e informativos las reseñas debidas del evento y/o producto. ‘entre7calderos.com’ no está en ese juego.
Posdata
Publicamos sólo aquello que estimamos que es de interés exclusivo de nuestros internautas. Permítannos el desliz: informar, informamos todos, hasta la vecina, y el informador informa porque hay informantes que le informan. Ell@s se lo guisan y ell@s se lo comen, «la prensa oficial», claro.