El clima y la geología de la Isla otorgan las cualidades únicas para una producción vinícola de gran variedad y exquisitez
Para acompañar la comida, el postre o simplemente con una tabla de quesos canarios, el vino de Tenerife es la mejor elección. Blancos, rosados, tintos o Malvasías, todos llevan en su sabor el clima y la particular geología de la Isla. Un centenar de bodegas ofrecen en Tenerife la oportunidad de tomar una buena copa de vino en un entorno privilegiado, ya sea en sus propias instalaciones o en los restaurantes en los que se ofrece su producto.
Desde hace siglos la vid es también uno de los principales cultivos de la Isla. La viña llegó a Tenerife con los primeros europeos en el siglo XV, y desde entonces se ha convertido en una parte indispensable de su agricultura. Una de las claves del éxito de los vinos tinerfeños son las diferentes variedades autóctonas de vides prefiloxéricas que se cultivan en la isla, que no se encuentran en el resto del país.
El cuidado de una producción que ha implantado modernas técnicas respetuosas con el medioambiente, y que a la vez mantiene métodos tradicionales -especialmente en la recogida de la uva, realizada con especial mimo-, producen unos vinos de aromas y sabores especiales que son el acompañante ideal para los platos de la cocina tinerfeña. Se trata de unas elaboraciones de gran tipicidad, resultado del carácter volcánico y atlántico de Tenerife.
La Isla cuenta con cinco comarcas vitivinícolas diferenciadas: Tacoronte-Acentejo, Ycoden-Daute-Isora, Valle de la Orotava, Valle de Güímar y Abona. En estas zonas, la rica tierra volcánica en la que se cultivan las vides les proporciona un carácter especial y matices diferentes.
Una mención especial merece el vino elaborado con la uva Malvasía. Su demanda durante los siglos XVI y XVII era incesante por parte de Europa y las principales casas reales del continente lo degustaban con asiduidad. Incluso William Shakespeare o Walter Scott hablan de ellos en algunas de sus obras.
Denominaciones de origen
Desde que en 1985 se otorgara la primera denominación de origen a los vinos de Tenerife, la calidad y personalidad única de estos caldos cultivados en suelo volcánico le han valido cuatro denominaciones de origen más. La calidad de los vinos de la Isla, producidos en las numerosas bodegas que se reparten por todo su territorio, está garantizada por figuras de protección internacional las denominaciones de origen. Ostentan esta distinción los mejores vinos de las comarcas de Abona, Tacoronte-Acentejo, el Valle de Güímar, el Valle de La Orotava e Ycoden-Daute-Isora. Se benefician de la riqueza de los suelos volcánicos de Tenerife, del excelente clima atlántico de la isla y del cuidado y la profesionalidad con los que se elaboran.