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El otoño en nuestra mesa, tiempo de setas

El otoño en nuestra mesa, tiempo de setas

Sin duda uno de los placeres gastronómicos que el otoño nos brinda generosamente cada año son, sin duda alguna, las setas y los hongos.

Sin duda uno de los placeres gastronómicos que el otoño nos brinda generosamente cada año son, sin duda alguna, las setas y los hongos. Placer que en la mayoría de los casos nos da la oportunidad -de paso- de poder estirar las piernas, durante un buen rato mañanero, entre los pinares de nuestras islas.

Si tenemos la suerte de dar con algún que otro ejemplar comestible y después de haberlo extraído como marcan los cánones de la micología, podremos disfrutar de uno de los productos más auténticos que da la madre tierra. Y para los no tan afortunados siempre tendremos el recurso de poderlos adquirir en los muchos y variados puestos en los diferentes mercados de nuestra geografía isleña en estos meses.

Sea como fuere, si nos hacemos con un buen puñado de estas pequeñas joyas silvestres y nos atrevemos y osamos meter la mano en la cocina, os dejamos una receta muy fácil y sencilla, de esas denominadas para chuparse los dedos… ¡Que aproveche!

Níscalos -Robellones- al ajillo con jamón ibérico

Ingredientes para 4 personas:

  • 800 g. de níscalos pequeños.
  • 200 g. de jamón ibérico.
  • 2 cucharadas de aceite de oliva.
  • 6 dientes de ajo.
  • 2 cucharadas de perejil picado muy fino.
  • Sal.

En primer lugar lava las setas bajo el chorro de agua fría limpiándolas suavemente con un trapo de cocina, elimina también la mitad del tallo o pie.

Seguidamente corta en picadillo el jamón ibérico. En una cazuela de barro pon a calentar el aceite a fuego muy suave.

A continuación, añade el jamón a la cazuela y sofríelo unos segundos hasta que cambie de color, retíralo de la cazuela y resérvalo.

Pon las setas en la cazuela a fuego suave y tápala bien. Tras unos cinco minutos habrán soltado el agua y estarán hirviendo suavemente en su propio jugo -no dejes que se sequen-. Añade el jamón, tres ajos laminados muy finamente y una cucharada de perejil, sazonar.

Por último remueve de vez en cuando hasta que casi no quede líquido, finalmente añade el resto de ajo laminado y el perejil restante, sube el fuego durante dos minutos y remuévelo constantemente todo muy bien, procurar que el ajo y el perejil no acaben quemados.   

Nota: También nos pueden valer las muchas y ricas variedades que se venden en nuestro supermercado de confianza, como la seta de cardo.

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