En esta casa tienen oficio y hacen lo que pueden para tirar con ganas e ilusión, así que no vayan allá en plan coleccionista “fudi” de locales de moda a tocar las pelotas…
El hambre y la sed son siempre excelentes aliadas y aquí entre lo canario y lo mexicano te la van a liar. Álex no te mosquees, tienes mano y tus platos tienen el chispazo de tu tierra natal (La Palma), sabes que le tengo un respeto reverencial a todo el que cocina fuera de su casa, ya es complicado sacar las castañas del fuego en tu tierra, así que imaginen lo que será aterrizar en un lugar en el que no conoces ni al tato.
Álex salió de las tinieblas y ahora arrima sofritos al fuego en su cocina o pilla el comandero y se da un paseo por las mesas de su nueva casa, tomando nota de lo que sus clientes quieren papear, siempre con permiso de Paula y Daniela, ¡vaya dos en la sala! Ejercen de terratenientes de sus dominios, orgullosos de establecerse allá como los colonos de las conquistas del viejo oeste, ese de Billy the Kid. Cuídense porque están chalados y creen que cualquier mortal atesora su apetito y este tio siente esa necesidad tan honda del cocinero que quiere pasarlo en grande y divertirse. Dan ganas de meter la cabeza en todos los platos y si no me creen simplemente vayan. Qué “cabrones” los tres, gestionan el local como pueden, cargando platos, poniendo cafés, sirviendo vino y ahora cocktail, viendo gozar a todos y cada uno de sus clientes, aunque alguno habrá que no le haga mucha gracia que den bien de papear, sin chorradas, sin exotismos y sin ninguno de los trazos y artefactos habituales con los que se dibuja la cocina moderna, porque estos van en serio a rescatar el recetario canario, a dar esos toques locos y encima nos saca un par de platos cubanos y mojitos, lo dicho, de locos. El hambre se apaga y a uno le conmueven ya pocas cosas, así que diviértanse.
Tienen a su clientela encantada y el tío se siente como un David contra Goliat en un centro de ciudad lleno de locales desaboríos. Menudas pajas mentales me hago, pobres mis lectores, todos ustedes. Gracias por su paciencia. Si van por primera vez, espero que sientan las ganas de la casa por hacerlo pistonudamente, siemplemente, esto es Boccaccio y están con ganas en esta nueva aventura.
Y ya que hablamos de esta nueva aventura pues algo de culpa tienen unos argentinos, Mati y Vicky. Ya solo queda decir que con el apoyo de unos amigos como Stephany y Héctor, han hecho una unión de perturbados de esto de la restauración que va a dejar con la boca abierta a más de uno, así que no lo duden y pasen por Boccaccio, la cosa pinta bien.