Historia del güisqui (Parte I)

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Botellas de güisqui./ Manuel Expósito
Botellas de güisqui./ Manuel Expósito

En el siglo XII, cuando Enrique II (en ese tiempo rey de Inglaterra) invadió Irlanda, sus soldados quedaron sumamente impresionados por cómo aumentaba el espíritu bélico de sus enemigos irlandeses tras ingerir una bebida hasta ese momento desconocida por ellos, pero rápidamente adoptada. Claro que, al no hablar irlandés, decidieron anglicanizar las palabras celtas y poco a poco fueron cambiando de “uisce beata” a “uisce” y a, finalmente, whisky (güisqui, en el castellano actual).

Los secretos de la destilación y fermentación llegaron a Europa alrededor de la Edad Media, posiblemente traídos por los griegos y romanos, manteniéndose viva en los monasterios cristianos. Aquí destaca un nombre propio: Juan Cor (no tiene nada que ver con Johnnie Walker, “Juanito el Caminante” que dicen por mi barrio), un fraile que es el gran responsable de la existencia del güisqui. Allá por 1494 elaboró unos 1.400 litros de esta bebida que en gaélico quiere decir “uisge beatha” o “agua de vida”, en español.

Esto es lo que relata la historia. El inicio nos hace recordar eso de que se bebe para olvidar las penas, pero flotan. Esto viene a que fue considerada esta bebida como medicina contra las penas siendo recomendada para el mantenimiento de la salud, la prolongación de la vida, el alivio de cólicos, la parálisis, la viruela y otras enfermedades, aunque existen reseñas históricas que acreditan que, en 1405, los monjes elaboraban güisqui en Irlanda por sus propiedades reanimadoras, casi mágicas, o por su puro y especial sabor y aroma.

Este preciado elixir recorrió un largo camino. Está constatada la existencia de excavaciones arqueológicas que verificaron que los egipcios conocían el proceso de destilación de grano fermentado por el cual se produce el güisqui, pero en esa época este proceso era usado para crear perfumes.

El güisqui se convirtió en parte esencial de la vida de los escoceses, sirviendo tanto de estimulante durante los largos y fríos inviernos como para dar para agasajar invitados al darles la bienvenida.

La legislación recoge que la denominación “scotch” solo se puede utilizar para güisqui con un mínimo de tres años de maduración en Escocia.

Existen tres tipos: güisqui de malta, que se elabora con cebada malteada, agua y levadura; güisqui de grano, en el que la cebada malteada se mezcla con cebada sin maltear y otros cereales (como maíz o trigo) antes de que la mezcla completa se combine con agua y levadura; y güisqui mezclado, que requiere un complicado proceso en el que se combinan distintos tipos de maltas puras y de grano.

Leído esto, saquen sus conclusiones, pero no olviden tomarlo sin hielo, como en el antiguo Oeste, o con unos hielos. Al final, se trata de no estropear este licor de fines «médicos».