El pescado, Canarias, cocineros y un lío de escrito

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Sama, Caprichos de La Gomera./ Manuel Expósito
Sama, Caprichos de La Gomera./ Manuel Expósito

Alguna vez, todos caminamos hacia la costa y nos plantamos silenciosos en la orilla, como lo hicieran los pescadores ancestrales, pensando en cocinar lo que se pesque. Al igual que muchos otros pueblos atlánticos, vivimos abrazados al mar, verdadero azote que se llevó a muchos antepasados, pero nos permitió ser un pueblo que sigue mirando el horizonte con actitud depredadora (piensen en unas lapas, sardinas fritas, chicharros o el omnipresente bacalao encebollado).

En mi caso, gracias a mi escasa capacidad de concentración y estudio ante los libros y debido a mi absoluta obsesión por la cocina, les diré que en eso de dar una variedad a la elaboración del producto marino, como en Canarias en muy pocas localidades del territorio de esta patria se hace. Al recetario y la historia me remito.

Por suerte, hay muchos locales que sin necesidad de notas de prensa, ni loas de los tarados mandones del reino, ni “fotoshop” ni esas mamonadas (con perdón) que hoy tanto se estilan han sabido defender ese recetario marinero de todas las Islas.

¡Ay esa marinera que hace mi viejita en La Palma! Abiertos a la tradición del mar, a las huertas y proyectándose hacia el futuro con ese peculiar estilo, una agradable puesta escena nada impostada, sabrosa y contemporánea. Dirán que estoy sensible, pero consiéntanme un cierto regodeo en las gracias que adornan al pueblo donde pegué el primer berrido, pero sin conformarse, tan sólo con respetar la cocina tradicional han sabido mejorar el recetario heredado de tías y abuelas.

Sé que no viene con el asunto de hoy, pero recuerden que este oficio, es carrera que nunca termina para la que se requiere un espíritu y una perseverancia quijotescas.