Potas en salsa, cocina tradicional canaria

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Potas, El corral del Chivo./ Manuel Expósito
Potas, El corral del Chivo./ Manuel Expósito

Alguno escribió hace unos siglos sobre Canarias que es una tierra de mezclas de culturas donde reciben amablemente al visitante, unas islas con una gran belleza; cada una de ellas posee su encanto especial, pero, sobre todo, lo más interesante es el olor que sale de sus ollas. Los que aquí habitan, sólo por el humear ya identifican la preparación, se iluminan sus ojos y pueden distinguir esos recuerdos de niñez. Las abuelas y madres canarias tienen en muchos aspectos unos vínculos comunes, ¡tiran la chola y te dan, pilla hasta las curvas! ¿Quién no recuerda cómo, con esmero, envolvían aquel caldero de arroz amarillo con un mantel, o el cuenco con el gofio cerca del puchero para, justo en el momento de sentarte, escaldar el gofio, mojos, cebolla, vinagre y queso. Todo al alcance de la mano. Siete islas en un archipiélago, pero con la misma identidad y una gran gastronomía.

De esos recuerdos de niñez, seguro que el canario tiene el del potaje de berros, las potas en salsa, los tollos, la carne con papas y la de fiesta, en especial los romeros.

Uno de los recuerdos que hoy traemos es las potas en salsa.

Receta

1.- Un kilo de potas limpias y troceadas.
2.- 3/4 kilos de cebolla.
3.- Una cabeza de ajo.
4.- Un pimiento verde.
5.- Un pimiento rojo.
6.- 1/2 litro vino blanco (canario a ser posible).
7.- Pimentón al gusto.
8.- Pimienta negra, unas vueltas de molinillo.
8.- Sal.
9.- Una hoja de laurel.
10.- Un pellizco de orégano.
11.- Unas hojas de tomillo.

Como cualquier receta donde aparezca la palabra sofrito la arrancaremos en el culo de la cazuela haciendo bailar el ajo picado, añadimos la cebolla picada y cuando se vuelva transparente, añadimos los pimientos, damos unas vueltas y que entren las potas. Cuando todo esto se haga amigos, presentamos el vino, dejamos reducir, incorporamos el resto de ingredientes para que se integren en armonía, bajamos el fuego a mínimo, añadimos un vasito de agua y a esperar que esté blanda la pota. Unas papas arrugadas y ¡a ponerse las botas!