Después de mucho meditar, ya que son años dedicándome a eso de recorrer el mundo cocinando, como ya peino canas he tomado la decisión de que toca volver a cocinar ese recetario tan amplio, de producto y divertido que ofrece Canarias. Que sí, que me lo pasé bomba cocinando por Asia, por Perú o por Hawaii, pero es la hora de cocinar por la tierra. Eso sí, empleando esas técnicas aprendidas antes de que me salieran las canas para crear platos con producto de la tierra, rescatando esos platos de las islas que ya apenas cocinamos, porque llegó un momento en que nuestras cartas sonaban más bonito en japonés que en canario.
Ha llegado el momento de que en esas cartas aparezcan las carajacas o el escacho, arvejas antes que guisantes, la coletilla de «con mojo» antes que teriyaki… Creo que queda lo suficientemente clara la declaración de intenciones.
Dando vueltas a la cabeza, me decía que salimos de viaje y probamos las cosas típicas de esos lares, pero en nuestras casas dejamos que se pierdan nuestras recetas. Hablando con mis socios les dije: Tenemos que hacer algo. ¡Y vaya si lo hicimos! Vamos a cocinar por Canarias. Haremos que esos platos perdidos estén en nuestras mesas de nuevo, que cuando nos visiten esos viajeros fatigados disfruten de la cocina canaria al uso y de esas creaciones de lo que llevamos años haciendo, pero dando la vuelta al producto de la tierra.
Hace unos años escribí un artículo en el que aseguré que Canarias no tiene nada que envidiar a ningún lugar en el nivel que alcanza el producto de aquí, pero nuestra mentalidad siempre ha sido que lo de fuera es mejor. Pues un servidor, quizá por la edad, ha dicho ¡basta! Quiero revindicar el producto canario, el recetario clásico perdido y crear por mi tierra.
Lo siento por los gurús, por todos esos que prefieren el idioma chino, pero me gusta más el nuestro y, aunque se me haya ido el baifo, sé que con mojo todo sabe mejor, no solo las papas arrugadas.
¡¡¡ Qué suerte vivir aquí!!!