Qué es eso de influencer, crítico gastronómico, foodie…

Alex Marante

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El futuro pasa por dejarse de chorradas y cocinar comida para ser disfrutada y compartida perpetuando ese patrimonio llamado cocina canaria que, ¡ojalá!, no terminemos de arruinar, la rescatemos y volvamos divertida. Dicho esto, vamos al lío que luego se me va el baifo. Voy plegando velas para centrar la jugada en el tema que hoy toca tratar, sin boberías, porque la cocina es algo serio para lo que necesitas preparación y sentido común. De ahí el asunto que nos reúne en torno a este disparatado artículo, por llamarlo de alguna manera. Ya saben, vicios chungos de los editores, por lo que de seguro llegará a sus ojos sin tacos.

Lo prometido es deuda. Hoy en día a nuestras casas llegan unos que se declaran influencers (influente), que puesto en inglés queda chulo. Es decir, una gente que tiene mucha peña que le sigue en las redes sociales y que, si te «portas» bien, te ponen en sus cuentas y la gente que les siguen van a tu garito. La pregunta del millón: ¿En qué consiste eso? No logro entenderlo. Llámenme antiguo, pero pensé que la gente acude a los restaurantes a comer por lo que se elabora y se sirve en ellos, pero no, van porque otro les dice que estuvo. Pero, ¿van a hacerse una foto o a comer?

Luego están los foodies (comidistas), también en inglés parece que queda más chulo. Se trata de una gente que disfruta comiendo y lo cuenta en sus redes sociales dando su opinión personal de lo que les parece el «sitio» elegido. ¿Estos qué son, unos críticos amateurs? Me mola el concepto, lo veo divertido ya que lo basan en la experiencia casi religiosa que es eso del buen comer. A fin de cuentas, es un cliente que expresa su opinión. Interesante.

Luego tenemos a los críticos. ¡Aaaayyyy! Cómo se ha devaluado esa palabra. Antes era una persona que iba a un restaurante a comer y escribía unos artículos, normalmente era gente que entendía del oficio, tenían páginas o pie de página en prensa relativamente importante. En este bloque podemos incluir a los especialistas que ya valoran para determinadas «empresas» y, a veces, te dan premios y todo. Ya saben, he escrito de ellos varias veces, aunque no me fío de esos premios que dan gente de neumáticos y petróleo, lo mismo crean la guía de recauchutados y se lía parda.

Y digo yo, ¿no es más fácil volver a eso de cocinar para el hambriento y dar de beber al sediento en vez de tanta gilipollez? Ahí lo dejo. Hoy no tengo ganas de escribir sobre los ‘egochef’. Perdonen la chapa y espero que disfruten de esos restaurantes que les molan. 

Espero que la vecina del quinto no se meta a influencer, ni foodie y, mucho menos, a crítica. La sacas del potaje de berros y se jode el asunto.

¡Que la diosa de los fogones los acompañe!