Hay postres que derrochan imaginación y, al tiempo, sentido común. Unas elaboraciones y puestas en escena que desbaratan las formulaciones y las montan con ingenuidad y suma habilidad, sin complejos, haciendo saltar por los aires todos los códigos postales del recetario popular.
Hoy toca una receta dulce, un postre que fundiría los plomos a la mismísima Conferencia Episcopal, un clásico en nuestra carta: Manjar del cielo ¡Pura perdición! Pocos bocados pueden ser más lascivos. Pequen cuanto puedan, que no seremos eternos.
Un postre que podemos “catalogar” entre flan y quesillo, un postre con un toque muy argentino, pero que será la delicia o la perdición de muchos. Un amigo escritor ya dijo que era un postre para no compartir, por lo tanto, nos incita a jugar entre el límite del bien y del mal, que decía la canción.
Ingredientes
- 8 yemas.
 - 3 huevos.
 - 220 gr. de azúcar.
 - 4 cucharadas de dulce de leche.
 - 3/4 litros de leche.
 - 1/4 litro de nata.
 - 5-6 gotas de esencia de vainilla.
 
Elaboración
Batimos los huevos con el azúcar, añadimos el dulce de leche, la vainilla, la leche y la nata.
Ponemos en un molde flanero con caramelo al baño María y directamente al horno, precalentado a unos 180º, durante 40-45 minutos. Mejor pinchar y esperar a que salga limpio nuestro palillo.
Un postre de esos para quedar bien, de los que mejor no invitamos a amigos para no perderlos. Disfruten y diviértanse haciéndolo.
Si queremos chantilly, sería el acompañamiento ideal.
			




































