La acción de acudir a un restaurante obedece, generalmente, a la necesidad de satisfacer las ganas de comer o de disfrutar de ese arte tan efímero como son nuestros platos favoritos. Un placer y/o comodidad posible para los que su nivel económico así se lo permite, seguro.
Para eso, para saciar nuestro paladar solemos elegir entre dos tipos de restaurantes: aquellos que nos podemos permitir económicamente o los que, aun superando nuestro presupuesto doméstico, encuadramos en eso que denominamos “darnos un capricho”, aunque sea de vez en cuando.
Sea como fuere, si nos permitimos el gusto de buscar lugares con la intención de no solo comer para alimentarnos, sino para disfrutar de una experiencia gastronómica, al menos singular -algunos emplean el término gula para definir esto-, y, encima, tener la oportunidad de compartirlo y contarlo -en eso de las redes sociales, porque satisface nuestro pequeño ego-, desde esta página web, entre7calderos.com, no dudamos en recomendar un lugar como Caprichos de La Gomera. Sí, en la isla de La Gomera.
Pocos lugares en Canarias satisfacen y te marcan tan gratamente. Aunque parece que por aquí no pasan ni los de la guía Repsol ni los de las Estrellas Michelin, como si esta Isla no estuviera en sus “mapas de carretera”. Lo mismo pasa con otras islas de Canarias.
Al grano. Fabián Mora es el cocinero, versado en su tierra y su mar, aquí solo elabora Km0 (kilómetro cero), el producto del lugar. No queda otra. Hoy les contamos nuestras apreciaciones sápidas sobre alguna de sus propuestas habituales.
Arroz cremoso con champiñones y gambas. Placentero. Tierra y mar. La melosidad del arroz combinado con el sabor húmedo del hongo y el dulzor de las gambas generan un perfecto entente; el caldo de la cocción (por igual de verduras como de pescado) funde los sabores en el grano mientras se cocina el champiñón y las gambas.
Ensalada de algas con langostinos. ¡Sorprendente! Plato inmensamente marinero donde el alga y su textura elevan el grado de placer que hay en esto del comer, con sabores muy atrayentes y esas texturas crujientes. El secreto no debe de andar muy lejos de cocinar al ajillo el wakame con los langostinos.
Marinera de cherne con batata. ¡Soberbia! Clásico plato costero llevado a su máximo esplendor. El cherne (terso y sutil) es tratado con esmero en el fogón. La batata y su dulzor es el contrapunto perfecto a la salsa resultante de un fondo y un fume elaborados con fundamento. Para incondicionales.
Queso frito con parchita y miel de palma. Un capricho. Empanado y frito el queso gomero a modo de dado de pequeñas dimensiones, le acompañan en el plato una jalea de parchita y miel de palma. El queso gomero, semicurado, tiene la textura ideal para soportar su paso por el fogón; su punto de ahumado liga en boca perfectamente con la fruta de la pasión y la miel de palma.
Carpaccio de aguacate con langostinos, cebolla, cilantro y parmesano. Tan simple y tan complejo. Los sabores, tal cual. Todo aderezado con unos toques de salsa de piña y puntos de salsa rosa. Una versión del clásico coctel de gambas a lo Fabián Mora. Ni que decir el contrapunto que aportan el cilantro y el queso al probar el bocado. ¡Ah! Aguacates gomeros y ecológicos que configuran un sabor muy a Isla y auténtico.
Rejo de pulpo asado con puré de batata y su aliño de pimienta. ¡Como mantequilla! Asado acompañado de un puré de batata (de Hermigua y de huerta ecológica), se baña con un aliño de pimienta fresca, aove, vinagre de Jerez y pimentón. Se trata de una combinación muy seria, a la altura de lo que esperamos. El pulpo de La Gomera levanta pasiones.
Setas a la crema con jamón ibérico. ¡Un manjar! El encuentro en el fogón de hongos y la crema (producto de un sofrito tradicional y nata), en una cocción justa, mantiene toda la textura y esencia del monte en las setas. Como el contrapunto perfecto, en el plato aparece un jamón ibérico de pura raza. Sin comentarios. Apuntar que las setas, en temporada, son del bosque de El Cedro y que solo están a nuestra disposición durante un breve periodo de tiempo.
Ensalada de ricotta con salmón, vinagreta de mostaza antigua y sorbete de manzana. Frescor, sabor… Buen queso, buen salmón y buenas verduras. Uno de los secretos del plato radica, según nuestro personal criterio, en el aporte de la mermelada de naranja amarga elaborada en la Isla y no batida con la vinagreta y que acompaña al plato como un ingrediente más. Las hojas que la huerta aporta diariamente se dejan sentir por la intensidad de su sabor, gracias al momento adecuado en su recolección.
Aquí los sabores parecen saber distintos, y es que saben distintos. Dicen, dicen, que comer es una necesidad; bueno, seguro que sí.