El Junquito es la comida de siempre

661
Conejo al ajillo, El Junquito./ Manuel Expósito
Conejo al ajillo, El Junquito./ Manuel Expósito

Restaurante El Nuevo Junquito es una apuesta segura, un espacio de comida recomendable, un lugar en el que disfrutar de una comanda con platos tradicionales de las cartas canarias y con productos muy definitorios de la gastronomía del Archipiélago. O sea, una casa de comidas al estilo más tradicional.

Hoy se vende como “nuevo”. Entrar en este establecimiento es como cuando lo hizo hace una década, o dos… El tiempo no ha pasado por este recinto, aparentemente, donde disfrutar es lo normal ante unas garbanzas, croquetas, queso frito, ensalada, carne de fiesta, chocos, parrillada, pimientos de padrón, huevos a la estampida, solomillo, secreto ibérico, chuletón, costillar, pollo, bistec, chuleta y papas con costilla y piña.

Para empezar, escaldón, ni más ni menos. Gofio, caldo, mojo cilantro, cebolla colorada y queso de cabra fresco. Ya se sabe que, para gustos, sabores. El gofio es todo un dilema en cada restaurante, pues cada productor utiliza mezclas a su libre albedrío: mezcla (trigo y millo), de trigo, de millo, de cereales incluso con legumbres como el garbanzo. La norma culinaria establece que sólo se utilice, para un buen escaldón, el de mezcla, o el de trigo o el de millo. Estaba bueno, aunque algo flojo en potencia sápida. Hay que analizarlo para redondear el plato.

Bacalao encebollado. Jugosidad sorprendente, muy bien de sal y con un encebollado sabroso. Plato bien servido, con sus papas arrugadas recién cocinadas. Un clásico en estas fechas cuaresmales, por lo que esperábamos una buena propuesta. No defrauda este bacalao de El Junquito. Está claro, hay buenas manos en los fogones, sin duda.

Conejo frito. Otro de los platos habituales en el recetario canario. No es una propuesta de las más difíciles de preparar, pero sí requiere de técnica y conocimientos. Y ahí vuelve a lucirse la cocina de El Junquito. El plato, generosamente servido, llega repleto de carne jugosa, crujiente en su exterior, pero con la carne rezumando ese sabor singular de este animal. Bien condimentado de ajo, con unas papas fritas “de casa” al punto adecuado y con la sal precisa. Morder fue un placer.

En el restaurante El Junquito, antaño y ahora uno de los centros gastronómicos en la lista de la popularidad de los tinerfeños, lo que el comensal tiene que tener claro es que la comida es lo que se espera de ella. Todo sabe a lo que debe y está en el punto que debe, generalmente. La relación calidad/precio está muy ajustada y la atención en sala es muy profesional.

En El Junquito lo seguro es la comida de siempre.

La ficha

Restaurante El Junquito