Las historias van cambiando, los tiempos avanzan y nosotros con ellos. Hoy los cocineros abandonan su cueva (la cocina) para interactuar con la sala, se usan “Filipinas” atrevidas y muy a la moda, sifones, vacíos y demás artilugios; en muchos casos, actúan como divos y héroes de batallas, «crean» platos e, incluso, sacan sus caretos en los medios. Solo faltan alfombras rojas. El tiempo dice que muy pocos son creadores, el resto imita, muchos no defienden el producto porque van tan sobrados que piensan que, como tienen un don divino, transforman como quieren; igual, luego, se sentarán a la derecha del Padre; alguno, igual, con su recetario abre los mares cual Moisés indicando el camino.
¡Qué tal si nos damos un paseo por la historia, esa que lleva siglos vigente! Historia de cocineros que sí eran héroes, que, aún a costa de su vida (recuerden, eran ahorcados por librepensadores), seguían ejerciendo este noble oficio del fogón. Les recuerdo algunos casos emblemáticos.
Vatel creó la crema Chantilli allá por el año 1650.
Escoffier creó esas normas que aún siguen vigentes sobre el año 1900.
Aspicius escribió el libro De Re coquinaria en el siglo I. Ese tipo ya jugaba con los hígados de oca en esos tiempos.
Un tal Leonardo Da Vinci -sí, no me he vuelto loco, lean su historia-, tuvo la visión de una cocina que hoy en día sería la de Dios y en su época no fue entendida, poco antes del 1500.
Podemos seguir con muchos más, o irnos a épocas más cercanas con tipos como Iribar, Arzak, Chapel o Ducasse, Boucuse… que esos sí que la liaron parda en la cocina. ¡Larga vida a la vieja escuela!
Todos esos, ya muchos no recordados, crearon lo que se conoce hoy en día como la cocina, esos abrieron los caminos y sin olvidar a las abuelas, que esas sí que no tenían dientes de leche, no esta locura que se vive hoy en día.
Pueden mandarme a fusilar por ir contra corriente, pueden poner precio a mi cabeza en un cartel de “Se busca”, como esos del antiguo Oeste al puro estilo de Billy the Kid, pero seguiré pensando que en esta época nos hemos vuelto un poco gilipichis y hemos olvidado quienes son los verdaderos protas de la película.
Recuerden que las medallas se le ponen a los que dan la vida por su país y héroes son los que salvan vidas arriesgando la suya. ¡Que la diosa de los fogones les acompañe en el trayecto!