Las mieles de Tenerife son un ejemplo de tradición y de arraigo que “ordena” un paisaje que abarca desde las retamas de Las Cañadas del Teide a los brezos, castaños, tajinastes, escobones y otras muchas especies vegetales que crecen en montes y medianías en las que las abejas hallan lo que necesitan para producir este manjar, la miel. Las mieles elaboradas en Tenerife son únicas por la flora isleña, que hace posibles combinaciones inexistentes en otras partes del mundo.
Los apicultores de Tenerife han manejado tradicionalmente en sus colmenas la abeja que vivía de manera salvaje en el medio natural, conocida como abeja negra. En los últimos 20 años, y debido al contacto de la apicultura isleña con la de otras latitudes, se ha producido la llegada de abejas seleccionas procedentes de otras razas con fines productivos.
La obtención de miel en Tenerife es una actividad de gran tradición, que ha sabido mantener su idiosincrasia a lo largo de los años, con un método de explotación básicamente artesanal y que representa un complemento de la renta familiar para muchos apicultores.
En Tenerife hay censados más de 600 apicultores, cuyo trabajo y dedicación se ha transmitido por tradición familiar; cuentan con explotaciones de pequeño tamaño donde producen unas mieles artesanales de gran calidad. Gracias a su esmerada labor y manejo han mantenido intactas todo el sabor, el aroma y las propiedades naturales, convirtiendo su consumo en un auténtico y peculiar deleite gastronómico.
Tenerife es la isla con mayor peso apícola de Canarias. Su miel se emplea para tomarla directamente o para acompañar lácteos y postres, endulzar infusiones, cocinar o para amasar gofio. Queso asado con salsa de arándanos, miel y gofio; queso blanco de Teno con miel; una ensalada de papa negra con atún confitado y vinagreta de miel y sésamo; ensalada de brotes tiernos con fruta, medallones de solomillo de cerdo con salsa de miel y vinagreta de miel de flores… Son platos excelentes marcados por la miel de Tenerife. Como postre: mousse de gofio con miel y requesón; milhojas de queso fresco y membrillo con gelatina de miel, acompañando al gofio o a un quesillo.