Restaurante Finca Salamanca: para perderse

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Canelones de cochino negro trufado./ M.E.
Canelones de cochino negro trufado./ M.E.

Hay varias cuestiones previas que convierten esta propuesta en atractiva: el lugar, un hotel rural en un enclave tan atrayente como el Valle de Güímar, en un entorno agrario completamente restaurado hasta el punto de crear uno de los recintos más exclusivos de Tenerife; Diana Marcelino es otra razón, la chef premio Gastrocanarias 2013 y Premio Mahou a Mejor Cocinera Canaria por el Mundo 2015. Su cocina está basada en productos de calidad con los que elabora una carta tradicional con toques creativos y modernos, sin perder la esencia.

Serena, segura, con un baúl de muchos y buenos conocimientos culinarios planteó un almuerzo muy variado, pero equilibrado. Ensalada templada para empezar, con setas, queso parmesano, tomate, cebolla, cama de aguacate y una vinagreta en la que el toque de limón impulsó al vinagre a un punto que no llegó a distorsionar el plato, pero lo puso al límite. Es fresco, sencillo y liviano para abrir boca. Fue creada para los clientes más tradicionales del hotel que alberga este establecimiento y hoy es de los platos más demandado. Empezamos bien.

Croquetas de almogrote y cochino. Naturalmente, estamos ante una arriesgada oferta. Una croqueta es uno de esos platos en la que cualquier chef se la juega porque puede prepararse de tantas formas que lo que el comensal espera es una agradable sorpresa. La fuerza del sabor del almogrote requiere equilibrar dando al resto de elementos un papel más importante que en otros muchos casos. Y sí, manda el almogrote; y sí, el cochino está en un segundo plano muy lejano; y sí, el paladar aplaude.

Canelones de cochino negro trufado. Solo por probar este plato hay que ir al Restaurante Finca Salamanca. ¡Lo juro! ¡Qué textura!¡Qué suavidad!¡Qué bechamel más sencilla, simple y deliciosa! ¡Qué pasta! ¡Y esa cama de queso crujiente a la plancha! Es la marca de la casa. Diana reconoce su debilidad por este plato y el resultado lo evidencia. Canelones los pueden preparar muchos y de muy diversas maneras, pero pocos logran lo que ella. Desde ya pasa a ser un vicio, como las papas fritas.

Carrilleras de cerdo ibérico con papitas fritas. ¡Bufff! Es un plato muy distinto al anterior, pero servido inmediatamente detrás hace que el comensal se descubra ante una cocina tan simple pero tan bien lograda. Esta carne es muy delicada de trabajar, pero si al tenedor es blanda, en boca es una fiesta de sabores con una combinación de verdura fina bañada en una porción ajustada de salsa que apunta un punto de dulzor. Lo redondea un puñado de papas fritas al corte fino. Estamos ante otra matrícula de honor.

El Restaurante Finca Salamanca es un recinto de hotel abierto al público, en general. En el lugar no se nota el paso del tiempo. Silencio, aroma a campo… Para perderse. Postres hay unos cuantos: tarta de manzana, tartaleta de queso al horno con frutos rojos, semifrío de chocolate con café y avellanas… La carta ofrece carnes como solomillo de cerdo rosé con salsa de almogrote y papitas de color, contramuslo de polo marinado con arroz salvaje con verduritas, chuletilas de cordero con pistachos y berenjena asada y solomillo de ternera con verduritas de la huerta y salsa de setas. El mar está representado por pulpo a la brasa embarrado con salteados de papas aromáticas, lomó de salmón con salsa de limón y verduritas de temporada, cherne a la parrilla con ensaladita de rúcula y papas bonitas y bacalao al pil pil de cilantro y puré de batata. Potajes, cremas, judías, morcilla, verdura, papas arrugadas con mojo… Una carta para perderse.

La ficha

Restaurante Finca Salamanca