Otoño, tiempo de castañas

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Castañas guisadas./ Manuel Expósito

Con la llegada del otoño, las castañas ocupan un lugar preferente para aportar al organismo los niveles nutricionales necesarios con los que afrontar la climatología de la estación. Guisada, asada, cocinadas como guarnición de pescados o carnes, cómprelas siempre que observe que su cáscara exterior carece de picaduras, sea tersa y brillante.

La castaña (castanea sátiva) es un fruto seco muy rico en hidratos de carbono, con poca grasa y proteína, óptimo para paliar el hambre. En una cantidad adecuada, sí puede formar parte de cualquier dieta de adelgazamiento por su escaso valor en grasas.

La historia, además de reflejar que era el producto estrella antes de la llegada de la papa, la coloca como importante en las dietas de diferentes culturas. De hecho, de ella se obtenía una harina con la que elaboraban gachas.

Eso sí, el consumo de castaña cruda puede provocar molestias digestivas por su alto contenido en taninos, sin embargo, hervido es un fruto con propiedades astringentes adecuadas para estómagos irritados por gastritis o úlceras y es recomendable para trastornos como la diarrea. Para ello, lavar bien y hacer un corte con el cuchillo; hervir en abundante agua con canela y semillas de hinojo o anís. Una vez bien cocidas e hidratadas, quitar la cáscara y la piel marrón que las recubre y triturar hasta formar una masa uniforme. Ingeridas de esa forma, tienen un suave efecto astringente ayudando a la mejor absorción por parte de nuestros intestinos.

En valor nutricional, las castañas son comparables a los cereales integrales, con la ventaja de que, al no estar refinadas o procesadas, contienen todas las vitaminas y fibras intactas.

También se recomiendan para estados de decaimiento, cansancio generalizado y falta de energía. Son reconstituyentes y proporcionan energía de buena calidad. Por ello, es necesario  su consumo, en la cantidad indicada en cada caso, por deportistas durante la práctica de ejercicio físico y estudiantes en época de exámenes y mujeres embarazadas.

La castaña es rica en potasio, hierro, vitaminas del grupo B y es un remedio tradicional para aumentar la secreción de leche materna. Sin embargo, las personas diabéticas deben restringir su consumo a una cifra no superior a 6 castañas al día, siempre bajo prescripción y control facultativo.

100 gramos de castañas asadas y sin condimentación aportan: