Hay una llamada que todos sentimos alguna vez, que es la de una madre gritando desde un balcón la hora de la merienda. Me temo que hoy los críos juegan perturbados por las maquinitas y los dispositivos electrónicos, pero entonces hacíamos el indio en la calle o jugábamos a la pelota usando las mochilas como portería. Les aseguro que mi viejita llamaba solo una vez y les aseguro que se oía a lo lejos, como en aquellas pelis de Tarzán de los sábados por la tarde. ¿Hay algo que pueda disfrutarse más que ese bocata de la merienda?
Hoy en día, cuando todos hablan de cocina de esa con pistola, esferas y demás vocablos raros, nosotros les traemos algo que todos, y escribo todos, hemos disfrutado y disfrutaremos. Hoy tocan ¡unos bocatas!
Si nos regimos por la historia, hay escritos que nos dicen que el bocadillo fue creado hace más de 3.000 años por la civilización india: Brahma, deseoso de que el dios Shiva se desdoblara en hombre y mujer, prometió seguir una vida austera que tuvo repercusión en su alimentación.
A John Montagu, IV conde de Sandwich (1718-1792), se le atribuye la creación de este tipo de bocadillo, pero lo más correcto sería atribuirlo a sus criados, que eran quienes colocaban su rosbif (roast beef) en dos rebanadas de pan para que no manchara las cartas, ya que se dice que este conde llevaba 72 horas seguidas jugando. Otros escritos señalan que, en México, Colón y sus cascos plateados llegaron con esas ansias de conquista y fueron recibidos con miles de platos, entre los que había unos que pueden considerarse bocadillos, pero estaban hechos con unas tortillas de maíz.
Ni siquiera la historia es capaz de mostrar el camino, pero seguro que su mente está pensando en cuál es su «bocata» favorito, el de chorizo, el de calamares, el de jamón o, quizá el de chocolate. El mío es el de sardinas, cebolla roja y aguacate.
Seguramente no hayamos pensado que este invento nos ha alimentado en desayunos, almuerzos, meriendas y cenas, en cualquier momento del día. Pero qué poca atención se le presta ahora. En esta época en la que a los cocineros se les pone alfombra roja, unos nos acordamos de este rollito del bocadillo. Fíjense si mola este tema del bocata que en los años 80 del siglo XX había un anuncio en el que se utilizaba un helicóptero, después emplearon unas latas de paté y ahora, un servidor les escribe del de sardinas.
¡Bendito bocata, que la diosa de la cocina le acompañe y vaya abriendo el pan y buscando algo para untar!