Cumpliendo el ritual de acudir a La Posada del Pez

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En un comedor acogedor, de ventanales amplios propios de la arquitectura canaria de los pudientes, mirando al mar disfrutamos de platos que rezuman buena cocina con productos excelentes tratados de forma profesional que dejan en el comensal la seguridad de haber comido de lujo.

El mar que baña las costas de Canarias y de Galicia protagonizan una carta en la que hay mucha creatividad, pero con una particularidad: es sencilla. Un ejemplo son unos simples berberechos para abrir la comanda. Preparados al vapor, este marisco llega fragante, suave, pero con un potencial sápido extraordinario. Empezar es terminar.

No estamos ante un restaurante para todos los públicos, porque la relación calidad/precio está bastante desequilibrada, lo que no impide asegurar que estamos ante una de las grandes cocinas de la restauración insular y que su mesa bien merece la visita. Lo ratifica la vuelta de tuerca que Carlos Villar y su equipo le han dado al salpicón (curioso, un término que en francés e inglés se escribe igual, pero sin acento) presentando el salpicón de bogavante. ¡Qué plato más fresco! Equilibrado y sabroso, suave y lleno de los matices propios del contenido de este plato. ¡Espectacular!

Y llegó el principal: cherne negro. Aquí manda la pesca del día, porque no podía ser de otra forma en San Andrés. Una salsa romesco (típica de Tarragona) aparece como uno de los complementos de unos filetes del mar, acompañados de unas muy pocas papas arrugadas y verdura salteada (aporta equilibrio, sabor y colorido). La clave: el cherne negro lo elaboran al carbón en un horno japonés. Ciertamente, el olor lo delata. Puro jugo, perfecto para combinar los sabores que aporta el plato, carne fácil de cortar y excelente al paladar, tanto en bocado directo como combinado.

El tiramisú con sobao es un postre casero en el que el contraste del calor del bollo y sus pepitas de chocolate con el frescor de la crema que lo cubre sorprenden y enriquecen elevando la percepción de lo que es este postre tradicional de origen italiano. El calor realza y eleva el sabor propio del tiramisú. ¡Muy bueno!

En cualquier caso, La Posada del Pez es un restaurante en el que ratificamos que “encontrar un pero es tarea ardua”. Reiteramos así lo que escribimos hace año y medio e insistimos en que “La Posada del Pez es uno de esos restaurantes que no defrauda, ni siquiera por su decoración rústica no simulada. Es una cocina excelente en un lugar con una atención que está a la altura”.

La Posada del Pez es un trabajo en sala perfecto, muy profesional, de los que el comensal desea encontrar en todo recinto, propio de los grandes establecimientos. La Posada del Pez es una gran cocina.

La ficha

La Posada del Pez


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